¿Cómo impactarán estas conductas al retail analytics? En días recientes hemos escuchado cómo esta empresa Cambridge Analytics, hasta hace algunos días dirigida por Alexander Nix, hizo uso de la data de 50 millones de usuarios. Con el fin de influenciar las elecciones de Estados Unidos.
Esta empresa define sus actividades como microtargeting conductual. De forma muy sencilla, podría parecer lo que hacemos a diario en la exploración de insights usan herramientas de retail analytics.
Tenemos dos tipos de influencia: la consciente y la inconsciente, ¿A qué me refiero con esto? Todos tenemos gran cantidad de información. qInformación que compartimos voluntariamente, y que hasta cierto punto les sirve a las empresas para hacernos a través de herramientas de retail analytics, propuestas aceptables.
Estas propuestas personalizadas aunque en algunos casos no dejan de sorprendernos, no las consideramos tan invasivas, nos adaptamos rápido a estas tecnologías o simplemente no les dedicamos demasiada atención.
¿Cómo llegan a estas propuestas?
Esto es parte de las migajas de pan que dejamos en nuestras búsquedas, por medio de las cuales las compañías rastrean nuestro interés básico en búsquedas sencillas, es entonces cuando nos envían publicidad basada en una palabra o serie de palabras.
Las empresas que basan sus estrategias usan herramientas de retail analytics, lo reflejan en un banner, en alguna imagen que nos sigue a donde vamos en nuestro navegador, cuando más con un precio atractivo o con una imagen de algo que consideran deseamos con base en lo que buscamos.
Hasta aquí normal, estamos hablando de un retail digital, cuya evolución no es más que poner al parejo lo que ya ocurre en un centro comercial cuando entras a una zapatería y ves un buen catálogo y un buen anuncio de promoción. Al final ya habías entrado.
¿En dónde empieza lo diferente?
Tal pareciera que el mundo offline no es tan intrusivo, aun cuando la experiencia en el punto de venta sea de muy buen acompañamiento por parte del asesor, no me imagino entrando a una tienda y que el vendedor te realice una encuesta de más de 500 elementos para conocerte mejor.
Si bien existen herramientas como Connect que te permiten encontrar patrones de lealtad hacia un punto de venta, o Vizualize, herramienta con la que puedes hacer un seguimiento del Shopper dentro del establecimiento. Esto no se compara con el seguimiento y extracción de insights que hicieron. Data de millones de usuarios durante un tiempo prolongado que realizó Cambridge Analytics. Para medir cómo reaccionan nuestros shoppers y consumidores antes ciertas noticias, eventos, publicaciones.
Medir con qué profundidad creen en lo que creen, cuáles son sus emociones, sus lazos, sus afectos. Esto no se trata solo de un like sobre tu fanpage, ni de un seguimiento masivo AdWords de Google, esto es en una escala mayor. Aquí es cuando Facebook entrega los datos de millones de usuarios. Hacen un seguimiento profundo de tu perfil, dar a conocer a qué revistas y tarjetas de fidelización estás suscrito.
¿Qué fue lo que compartió Facebook?
Sin embargo, continuando con esa escala de grises, tal vez esto no nos asombre, ahora que sí asombra y asusta; que haya compartido información sobre nuestras compras, nuestra navegación en la web usando los botones “Share” y “Like” y del algoritmo Facebook Pixel con el que se mide el impacto potencial de una publicación.
Es en este punto en donde debemos hacer la evaluación del impacto, cuando nos damos cuenta que por más que cuidemos con leyes en el mundo la confidencialidad y privacidad de la información, esta puede ser vulnerada y no específicamente a través de un hackeo, sino a través de la insólita disposición de data.
Así como el descubrimiento de esta operación ha impactado fuertemente en bolsa las acciones de Facebook y provocado campañas que invitan a cerrar sus cuentas, esto puede crecer hasta impactar en si la gente confía o no en compartir o recomendar, dar like a publicaciones de páginas, y esto a su vez erosiona las costumbres y el aprendizaje que hoy ha logrado nuestra sociedad sobre el comercio y la interacción digital.
Por Sergio Babún.
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